Una vez cuando era mas chica me dijieron que existia un principe azul, esa media naranja, una flecha que cupido guardaba para cada persona. Fui creciendo y poniendo en duda toda esa magia en la que alguna vez creía. Y hoy, ya con el corazón lastimado, me di cuenta que no siempre los finales son felices, pero que nunca hay que dejar de soñar, porque la persona que tiene un sueño es aquella que lo puede cumplir.

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